APOTEMAS


El único deber del sabio es despertar 

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La escritura hace caer en el error de infatuar al hombre 

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Cuando uno pose la verdad, no dice que la tiene 

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Cuando uno es joven pose la fuerza, pero le hace falta la sabiduría y cuando esta viejo pose la sabiduría, pero le hace falta la fuerza. ¡Hay! Si los jóvenes supieran, ¡hay! Si los viejos pudieran. 

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Cuando el hombre pose la fuerza y la sabiduría, obtiene todo, se convierte en un iluminado, y da luz a la humanidad, sus hermanos. 

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Un enviado es aquel que despierta la conciencia humana, logrando acelerar la evolución colectiva, que de no hacerlo tardaría normalmente años, décadas, inclusive vidas en lograr realizarse. 

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Hay un preciso instante premiado de éxtasis de inmortalidad, donde no existe el pasado, tampoco el futuro, solo el eterno ahora, donde el tiempo no es lineal, sino vertical. El que ve esta realidad, entra a otra dimensión, (la dimensión que se supone habita los dioses) este estado es la búsqueda ultima del ocultista. 

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Nuestro yo es el centro más alto de iniciación, las respuestas a las preguntas están dentro de nosotros, ni el más alto iluminado puede dar iluminación a otro, si este por sí mismo no la ha logrado. 

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Cuando el hombre logre elevar el ego a la potencia cósmica; la naturaleza le servirá, las bestias le servirán, las estrellas le servirán, porque está escrito que el universo fue creado para que el hombre lo gobernara. 

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De la cábala no se habla 

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El sabio trasciende el mundo de las apariencias. 

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Es preferible perderse siguiéndose a uno mismo, que perderse siguiendo a otra persona. 

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El único enemigo de un satanista es Dios 

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