BALADA CAFEISTA


BALADA CAFEISTA


¡Salve! al café de rojos granos, 

Por su verdor y tallo recio;  

Alto cantabale Lucrecio,  

También Jacob y sus hermanos.  

Café turco, café de Arabia,  

(para honrarlo fáltame labia),  

¡lucido moka! –entona el necio-.  

¡Salve! Al café de rojos granos.  

 

¡Oh café de los colombianos!  

Puro, excelso, de rico precio;  

Exclama el tegua con aprecio  

Porque el aviva a los  insanos;  

Café en Ucrania, café en Babia;  

bébelo, en fin, la gente sabia,  

Y hasta el bufón en el trapecio.  

¡Oh café de los colombianos!

 

¡Hurra! al sabor de los cafetos,  

grita ferviente el tarambana;  

guárdalo en greca o damajuana  

Pregona el bardo en sus sonetos;  

Tinto del pueblo, estimulante,   

Del ministril, del gobernante;  

Árbol que deja al alma ufana.  

¡Hurra! al sabor de los cafetos.  

 

Café de Borgias y Capetos,  

De la griega y de la romana;  

Tómalo a diario en la mañana,  

A toda hora.  

Bebe a gusto, con buen talante,  

Con la golfa o la galante,  

El regio olor que se desgrana.  

Café de Borgias y Capetos.  

 

Envio  al tomador febril de tinto  

Que tanto encomia el néctar negro,

vaya este son de mi requinto;

Pues con su aroma me reintegro  

Para enviarle este raudo alegro.  

Al tomador febril de tinto.  

 

 

(DAOLOTH)