“El hombre se considera a sí mismo como un punto de encuentro entre el macrocosmo y el microcosmos, pero su mente es inseparable de la dimensión conciencia y de la energía. El investigador colombiano Llinas, ha experimentado la formación del pensamiento como impulsos de origen fisicoquímico que conectan información entre el cerebro y el resto del cuerpo, mediante el sistema nervioso. Según esto, sería correcto describir el pensamiento humano como una cantidad de energía emanada del cerebro, más la dimensión conciencia.
Algunos magos consideran que la energía totalmente liberada constituye la luz, la gran hirofonia. Lo cual coincide con la física contemporánea, pues cuando una partícula llega a una masa igual a cero, se convierte en luz. Para algunas escuelas místicas la luz tiene características de la divinidad. Parece ilimitada, todopoderosa, omnipresente, indivisible y está muy cercana de eso que hemos llamado la eternidad. La identidad entre la luz de los místicos y de los astrofísicos es hoy evidente. El hombre y el universo no pueden concebirse sin la luz.
El Génesis relata en forma mítica que el ser supremo pronuncio el Fiat lux, hágase la luz; buda fue llamado la luz de Asia; para los islámicos Er Nuh, la luz, es esencialmente Er Ruh, el espíritu; el evangelio de Juan dice que “el verbo es la luz,” los alquimistas definieron su labor como como extraer la luz de las tinieblas. Lo fundamental es saber que toda forma existe en nuestro universo está determinada por la luz, cuyo compartimiento nos da la certeza de que existe el conocimiento.
Ahora bien: con los agujeros negros parece haberse descubierto una trampa cósmica. Lo que llega hasta ellos, incluida la luz, es reducido a un volumen desconocido, enviado a otro lado. Podríamos entender esto como otro universo paralelo de características distintas u opuestas al nuestro. Y también podría ser ese otro mundo de la tradición religiosa o quizás uno de los diversos universos paralelos de Einstein.
En cada individuo de la especie humana operan ondas de energía y partículas de materia que viajan en el macro y en el micro cosmos. Estamos formados de energía y materia convertible en energía. En todos nosotros hay un sustrato que está relacionado con la luz.
Hoy sabemos que el pensamiento es energía en su forma más pura, lo cual coincide con la tradición esotérica que considera al universo inicial como puro pensamiento (El Bagavad Gita dice que es un sueño de la divinidad). Ese pensamiento se hizo tangible por medios que hoy se desvelan mediante teorías científicas como el Bing Bang, pero ya en la Cábala se hablaba del Ein Sof o la deidad manifiesta antes de convertirse en creador. Y en la doctrina de Platón existe el Deus absconditus. Ese pensamiento oculto o puro en algún momento pasó a ser creador. El absoluto formo en sí mismo un vacío que los cabalistas llamaron ayin. Y aunque aún no había credo el espacio, de ese mismo absoluto emana la luz. Lo que hasta entonces era potencia se vuelve realidad por medio de esa luz. El fiat luz.”
“la ciencia estudia el comportamiento de la luz en la naturaleza, la mística lo estudia en el hombre. Bastantes científicos se inclinan por la hipótesis de que todo el universo es interdependiente. La teoría de la totalidad de Bhom sostiene que el nivel más fundamental de la existencia es un todo indivisible, el caos esconde una totalidad coherente. Y ello se relaciona con la luz.
Ahora bien, de acuerdo con las leyes de la relatividad, si pudiéramos desplazarnos a la velocidad de la luz observaríamos que el espacio se encoge hasta quedar reducido a un punto y todo el tiempo colapsaría, reduciéndose a un solo instante. En tales circunstancias no puede considerarse que exista ni espacio ni tiempo.
Vean ustedes: según la física cuántica la luz se trasmite en pequeños paquetes llamados fotones. Un fotón, desde el momento en que se crea va a la velocidad de la luz, hasta que encuentra algo que lo absorbe. Si miramos las estrellas y las galaxias vemos una luz que debió salir hace millones de años de ellas. Pero los físicos del siglo XXl dicen otra cosa. Tal fotón se vería a sí mismo como si naciera y fuera absorbido en el mismo instante. Un salto que según la teoría de la relatividad espacial no ocupa ningún tiempo, pues cuando se viaja a la velocidad de la luz todas las distancias se encogen hasta reducirse a cero y todo el tiempo colapsa ¡no existe nada de tiempo¡.
Pero esa misma física sugiere que el espacio y el tiempo no son fenómenos distintos, como creen los que razonan utilizando conceptos bautizados por Max Plank como la visión ingenua del mundo. Porque la teoría de la relatividad invierte los términos de la física clásica que nos enseñaron hace unas décadas. Tengan en cuenta que los quarsks solo se propusieron seis pares de quarks y el sexto de ellos apenas acaba de ser demostrado en el laboratorio Fermi.
Hoy se afirma que la luz crea el espacio tiempo, es decir el hogar de la vieja materia. Cuando estudiaron el primer momento del Bing Bang, Hawking el minusválido y Hartle demostraron que no hubo un primer instante, ni punto primigenio de densidad infinita. A ese nivel el tiempo se vuelve indistinto. Según esta perspectiva no existió un tiempo en que el universo no existiera. La creación no sería entonces un acto en el tiempo, sino un sustentar continuo del universo.”
(DAOLOTH)